Reina de Oropel

“El tiempo en Mazatlán, se mide por carnavales” exclama la frase popular de una tradición que remonta sus orígenes a finales del siglo XIX. La Reina del Carnaval es la figura principal, elegida mediante un concurso de belleza y una oratoria. La Reina adquiere un estatus distinguido y pasa a ser parte de la historia de la ciudad. Para muchas de las aspirantes se convierte incluso en un trampolín a mejores oportunidades. No es sorpresa que, siendo una celebración con más de un siglo de existencia, haya dinastías familiares de reinados. Nunca faltan controversias alrededor de su elección; brotando año tras año otra frase justificando el morbo del pueblo: “sin mitote no hay carnaval”.

 

Reina de Oropel narra la historia de Aura a través de un cuento corto que relata desde su llegada al mundo hasta el paso de su reinado. Se trata de un personaje ficticio inspirado en un conjunto de historias reales y secretos a voces —memorias colectivas y situaciones oscuras relacionadas con muchas de las soberanas que han portado la corona. La fama pronta y efímera, la atención desmedida momentánea, y el sentimiento de pertenencia a una estirpe real falsa se conjugan en un caleidoscopio de frivolidad, obsesión, decadencia, locura y sobre todo miedo al olvido. El ensayo fotográfico muestra lo que sucedió el día en que perdió totalmente la cordura.

 

Este proyecto cuestiona los aspectos psicológicos negativos que algunas de las protagonistas de esta tradición experimentan, a modo de denuncia sobre el trasfondo del culto a la belleza.

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Este proyecto fue desarrollado para obtener el grado del máster en Creación fotográfica. Para más detalles sobre la producción ir al final de la página.

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